Atapuerca ha estado permanentemente habitada durante 1,4 millones de años
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Balance de la campaña de 2021
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ELENA G. DIEZ
Actualizado
Una lasca de cuarzo encontrada en la última campaña avala que la ocupación humana de la sierra burgalesa es al menos 100.000 años anterior a lo que se creía. El hallazgo de industria lítica de hace 700.000 años demuestra la continuidad del asentamiento
La sierra de Atapuerca, enclave fundamental en la evolución humana, estuvo habitada incluso antes de lo que se creía hasta ahora. Una lasca de cuarzo encontrada en la Sima del Elefante durante la última campaña de excavación, cuyos resultados han sido avanzados este lunes, ha revelado que la sierra burgalesa estuvo ocupada hace ya 1,4 millones de años, al menos cien mil años antes de lo que se había podido demostrar.
“Se ha encontrado en el complejo más antiguo de la sierra, lo que demuestra que hay presencia humana desde que se abre la primera cueva hasta el último momento”, explica en conversación telefónica Marina Mosquera, investigadora del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y una de las paleontólogas que ha participado en la campaña.
En 2008 se recuperó un fragmento de mandíbula datado hace 1,2 millones de años y que hasta el momento, era el resto óseo más antiguo documentado en la sierra. Fue catalogado como Homo sp, es decir, de una especie indeterminado.
La lasca de cuarzo encontrada en la campaña de 2021 es pequeña pero supone un gran descubrimiento para el equipo de Atapuerca. Se recuperó en el nivel 7 de Sima del Elefante, la zona de mayor antigüedad, y retrasa la cronología de la llegada a este lugar de las primeras poblaciones europeas hasta hace 1,4 millones de años, un período con escasez de evidencias de ocupación humana en Europa. Este hallazgo, unido al descubrimiento de industria lítica de 700.000 años de antigüedad en el nivel denominado TD8 del yacimiento Gran Dolina, avala la presencia humana continuada en la Sierra durante este largo periodo de tiempo, algo excepcional en el continente.
La sorpresa de este descubrimiento fue poder demostrar que en el nivel TD 8 de la Gran Dolina, donde se encontraron diez instrumentos, no había despoblamiento, como anteriormente se pensaba. “No se trata de una gran ocupación, pero se trata de una presencia que hace que el asentamiento humano sea continuo, desde ese momento hasta que se colapsan todas las cuevas y se cierran por falta de hueco”, declara la investigadora.
Pese a las restricciones de la pandemia, las excavaciones de este año empezaron el 1 de julio y finalizaran el próximo miércoles. El IPHES-CERCA y la Universitat Rovira i Virgili (URV) participan con 52 personas que excavan en Gran Dolina, Galería, Sima del Elefante, Cueva Fantasma y El Mirador, cinco de los 11 yacimientos en activo de la Sierra de Atapuerca. El hallazgo más importante hasta ahora es esta lasca de cuarzo. “Tiene gran relevancia tanto a nivel científico como de interpretación”, afirma Mosquera.
Junto a este descubrimiento que da una nueva perspectiva sobre los asentamientos humanos en Europa, se han evidenciado otros datos, como la continuidad en la ocupación de la zona. Además de verse reforzada la teoría que afirma que hace más de un millón de años las temperaturas eran más templadas y húmedas gracias a los restos óseos de diferentes taxones (entre los que predominan las tortugas y los suidos, un tipo de mamífero no rumiante).
Neandertales de hace 70.000 años
La cantidad de industria lítica hallada en el yacimiento Cueva Fantasma es notable en comparación con campañas anteriores. Destacan varias raederas (herramientas para raer) de excelente factura, una magnífica lasca de sílex con marcas de haber sido usadas y otros restos que sugieren un proceso de talla. Según el equipo de Atapuerca, estos restos evidencian la presencia de actividad humana y uso de este espacio por parte de las comunidades neandertales hace alrededor de 70.000 años.
También se ha podido averiguar más sobre las actividades agrícolas y ganaderas que llevaron a cabo nuestro antepasados en la zona: las primeras técnicas de pastoreo, la utilización de algunos espacios, como la Galería, para la obtención de recursos cárnicos; o la documentación de diferentes episodios de combustión con una antigüedad de 6.000 años, relacionados con la quema del estiércol de los rebaños que se guardaban en la cueva. Una práctica destinada a reducir el volumen de los residuos y a eliminar parásitos.
En total se han recuperado más de 1.500 restos de fauna y de instrumentos líticos asociados. La fauna se compone principalmente de restos de ciervos y caballos que fueron procesados en el interior de la cueva, como sugieren las marcas de corte identificadas. Otros restos de tipo salvaje encontrados junto a las piezas, como una una mandíbula de rinoceronte de la especie Stephanorhinus etruscus que encaja con un cráneo recuperado en 1991, ayudan a situar cómo era el entorno de la Sierra de Atapuerca. También se han identificado fósiles de osos, hienas, rinocerontes, zorros y bisontes.
Por último han obtenido numerosos restos de cultura material, de unos 6.700 años de antigüedad, como diversos ornamentos, entre los que destacan colgantes realizados con caninos de ciervo perforados, y nuevos fragmentos de brazaletes de mármol, que se suman a los recuperados durante la campaña de 2019. Se cree que los brazaletes pertenecen a redes de intercambio, ya que ese mármol se sitúa en Andalucía y no en Burgos.
Todos estos hallazgos, arrojan luz sobre el pasado de la sociedad. Cuentan la historia de los primeros habitantes que encontraron un terreo idóneo para asentarse y lo amoldaron a sus necesidades. Permite conocer el avance de la especie, como dice Mosquera: “Tenemos un recorrido de 1’4 millones de años”.
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