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España, tres décadas como líder mundial en donación de órganos

España, tres décadas como líder mundial en donación de órganos

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Pese a la pandemia, hizo el doble de trasplantes que la UE o Canadá y aportó ocho veces más tejidos para implantes que la media del planeta

La sanidad y la sociedad españolas no ceden el testigo. Ni la pandemia pudo impedir que España, en 2020, por vigesimonoveno año consecutivo, se coronase líder mundial de la donación de órganos. La Organización Nacional de Trasplantes (ONT), el exitoso modelo de gestión envidiado y copiado por todos los sistemas de salud, con el esfuerzo de los sanitarios y la generosidad de los españoles, mantuvo una tasa de donación de 38 por millón de habitantes pese al ‘shock’ del coronavirus.

La cifra supone un retroceso del 22% respecto a la normalidad de 2019, pero los responsables del Ministerio de Sanidad la consideran un éxito si se tienen en cuenta las caídas generalizadas en todo el mundo. Los retrocesos se explican por el colapso de los sistemas sanitarios y las unidades de cuidados intensivos en el segundo trimestre de 2020, estructuras que juegan un papel central en estas intervenciones, y por la incertidumbre de los primeros meses, que llevó a no trasplantar en entornos de alta transmisión comunitaria del virus.

Ni el sabotaje de la covid impidió que la tasa de donaciones española se colocase a la cabeza mundial y que fuese el doble de la de la UE. El segundo escalón europeo lo ocupó Estonia a gran distancia. En concreto, con un 50% menos de donaciones. La ventaja española es evidente si tiene en cuenta que dobla en donantes a magníficos modelos de salud pública como Canadá o Australia. España aporta el 20% de las donaciones de la UE, cuando tiene el 9% de su población, y supone el 5% de los tejidos para implantes mundiales (ocho veces más de lo que le correspondería), pues no es más que el 0,6% del censo. De hecho, en su peor año de resultados en mucho tiempo, España superó las mejores tasas de donaciones logradas por el resto de países antes de la pandemia. «Estos resultados muestran la capacidad de resistencia y de recuperación de nuestro sistema de trasplantes en un entorno epidemiológico de gran complejidad», destaca el ministerio.

Las razones del éxito hay que buscarlas en la generosidad de los españoles y sus familias y en un engrasado y coordinado sistema de trasplantes, que funciona con la precisión de un reloj suizo y no desperdicia ni una tejido. Y también en la elevada tasa de donantes en asistolia (fallecidos tras un fallo cardíaco o respiratorio) que logran los profesionales. España aglutina hasta el 37% de todos los donantes en asistolia de la UE. Esta técnica, que requiere de alta celeridad y preparación, es el complemento ideal a las tradicionales donaciones derivadas de muertes por ictus o traumatismos craneoencefálicos, que se estancaron con la rebaja de accidentes de tráfico.

La terrible lista de espera

Pero es que la sanidad española está también en el liderazgo mundial por número de trasplantes realizados en relación a su población. Pese al toque a rebato vivido en los hospitales por la pandemia, los sanitarios hicieron 94,6 de estas intervenciones por cada millón de habitantes, una tasa que duplica la de la UE y que saca más de un 33% de ventaja a Austria, que ocupa el segundo puesto continental. Solo EE UU está por delante de España, gracias a su muy alta tasa de donantes vivos. Los centros españoles realizaron 4.427 trasplantes, la mitad de ellos renales y un 25% hepáticos.

Solo un elemento fue muy negativo. Pese a que la UE logró reducir su lista de espera en 3.000 personas, los pacientes que fallecieron por no lograr a tiempo un trasplante aumentaron de 10 a 11 cada día.

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