Juan Marín toma el control del grupo parlamentario en plena crisis de Ciudadanos
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CHEMA RODRÍGUEZ
Sevilla
Actualizado
Sergio Romero abandona la portavocía y el líder de Cs en Andalucía coloca a sus más leales al frente
Los críticos a la dirección regional de Ciudadanos, los que cuestionan dentro del partido naranja el liderazgo de Juan Marín, quedan a partir de hoy arrinconados y sin uno de los espacios en los que más poder tenían, el grupo parlamentario.
Sergio Romero, uno de los referentes de esa corriente crítica interna de Cs, dejará de ser el portavoz parlamentario tras una reestructuración que dejará el grupo bajo el control total del también vicepresidente de la Junta, una aspiración de Marín que hasta ahora no había podido lograr y que verá cumplida, salvo sorpresas, esta misma tarde, cuando está previsto que se reúnan los parlamentario de la formación para abordar y votar estos cambios.
Romero, que será sustituido por la diputada Teresa Pardo, no será el único cambio en el grupo. Julio Díaz será el nuevo portavoz adjunto y Enrique Moreno, el secretario general. Queda fuera, por lo tanto, el que hasta ahora el segundo en la portavocía, el parlamentario Fran Carrillo, otro de los más críticos tanto con la dirección regional como con la nacional de Ciudadanos.
Según ha podido saber EL MUNDO, ha sido el propio Romero el que ha solicitado el relevo como portavoz parlamentario, sobre todo a consecuencia de los choques y diferencias que mantenía con Marín y su equipo, que se habían acentuado en los últimos tiempos.
Fue hace tres o cuatro meses, han contado fuentes de Ciudadanos, cuando Romero pidió ser sustituido y trasladó su decisión de abandonar el cargo a la dirección que encabeza Inés Arrimadas. Los cambios, no obstante, se han ido posponiendo hasta este mismo jueves, coincidiendo además con la última sesión plenaria del curso parlamentario.
Una vez aprobada la propuesta de reestructuración del grupo, el hasta ahora portavoz pasará a ocupar el lugar de Julio Díaz en la Mesa del Parlamento, como vicepresidente tercero.
Con la marcha de Romero, Juan Marín consigue lo que se le había venido resistiendo durante años, el monopolio del poder interno dentro de Ciudadanos en Andalucía y la práctica desactivación de la corriente crítica que, en algunos momentos, cuestionó seriamente su liderazgo.
Lo logra, hay que tenerlo muy en cuenta, después de que Arrimadas le haya dado su bendición definitiva después de que no hace tanto, apenas un año, pusiese en duda incluso que se fuese a repetir como candidato de Cs a la Junta y evitase respaldar su liderazgo.
Pero desde entonces las cosas han cambiado mucho, y a peor, en el partido naranja. Sobre todo después de la fallida moción de censura de Murcia junto al PSOE y del desastroso resultado de las elecciones en Madrid, que pudieron a la presidenta nacional y a su dirección en una situación de extrema debilidad. En esa coyuntura, Marín respaldó a Arrimadas y consiguió reforzar su peso en Madrid, donde nadie discute ya su continuidad en Andalucía.
La toma del control del grupo parlamentario es todo un hito en una estrategia que ya habían puesto en marcha Marín y sus leales meses atrás y que se había concretado en purgas en puestos institucionales y orgánicos en varias provincias.
Uno de los mayores ejemplos es el que se vivió en el Instituto de la Juventud una vez que pasó de depender de la Consejería de Igualdad, que dirige Rocío Ruiz, otro de los referentes de los críticos, a la Consejería de Empleo de Rocío Blanco. Con el cambio, que el vicepresidente de la Junta introdujo aprovechando la remodelación controlada del Gobierno andaluz pactada en octubre del año pasado, ocho de sus diez directivos fueron sustituido por personas más cercanas al liderazgo de Marín.
Otra circunstancia que no puede pasar inadvertida es que Ciudadanos, y muy especialmente Juan Marín, hace tiempo que se han puesto en modo campaña. No sólo para tener la maquinaria lista si llegase a producirse el adelanto electoral con el que tanto se ha especulado -y que hoy parece más lejano-, sino también para tratar de frenar la sangría interna y recuperar militancia, además de para reforzar el control de la formación en sus manos.
En ese plan se enmarca la gira emprendida a principios de este mes de junio en Sevilla y que le llevó a todas las provincias con la finalidad de relanzar su propio liderazgo, al mismo tiempo asegurarse la afinidad de las estructuras provinciales con cambios protagonizados, por personas de su confianza.
En Ciudadanos no quieren ni oír hablar de adelanto electoral -sería un desastre según todas las encuestas- y una de las formas para conjurarlo es, precisamente, frenar la inestabilidad interna que podría poner en peligro la continuidad del ejecutivo de coalición y de la que ya se han vivido episodios muy graves en Granada o en Jaén, donde el partido naranja ha quedado destrozado.
En gran medida, estas crisis municipales han sido, señalan desde el propio Cs, orquestadas desde la dirección nacional del PP, que ha ignorado el pacto de no agresión firmado en Andalucía entre Marín y Juanma Moreno.
Juan Marín: “Esto es la normalidad”
El líder de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín, negó esta tarde que se hayan producido ceses o destituciones en el grupo parlamentario y enmarcó los nuevos nombramientos en su dirección en una «reordenación» dirigida a afrontar la última parte de la legislatura y destacando que los nuevos cargos son «las personas más idéoneas» para afrontar el trabajo. «Esto es la normalidad», insistió Marín, quien contrapuso la forma de actuar de Ciudadanos a la de otros partidos, en referencia, aunque sin nombrarlo, al PSOE y a los cambios vividos en su grupo tras las primarias que ganó Juan Espadas.
Aunque Marín hizo hincapié en que todo el proceso ha estado presidido por el entendimiento, fuentes del grupo parlamentario naranja relataron que en la reunión hubo quienes pidieron una votación separada de los nuevos nombramientos, algo a lo que se opuso el también vicepresidente de la Junta, que consiguió el respaldo de 17 parlamentarios frente a tres que se opusieron a sus pretensiones.
Las mismas fuentes explicaron que uno de los cambios que más malestar generó fue el del portavoz adjunto Fran Carrillo, al que algunos dentro del partido señalaron dentro del objetivo de la dirección nacional.
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