La infección por covid genera anticuerpos protectores que se mantienen más allá de un año
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Un estudio sobre 332 infectados en Catalunya por covid durante quince meses concluye que los anticuerpos protectores generados en respuesta a la infección perduran en el organismo de forma estable durante al menos un año. Es decir, que el hecho de haber pasado la enfermedad de COVID-19 nos protege en cierta medida de contraerla de nuevo, por lo menos durante un año.
En cierta medida, porque según la gravedad de los síntomas de la infección por covid, la cantidad y eficacia de los anticuerpos que produce nuestro organismo puede variar, según ha concluido la investigación dirigida por Julià Blanco y su grupo de investigación de IrsiCaixa, en colaboración con el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA) y el Barcelona Supercomputing Center (BSC).
El estudio incluye uno de los seguimientos de la respuesta inmunitaria más largos hechos hasta el momento
El estudio, en fase de revisión en el servidor MedRVix, empleó a pacientes de Catalunya infectados por COVID-19 entre la primera y la tercera ola. Durante el proceso de seguimiento de los 332 pacientes durante esos quince meses, algunos se vacunaron, incrementando hasta en 10 veces la cantidad y eficiencia neutralizadora de los anticuerpos contra COVID-19, y reforzando así la inmunidad contra nuevas infecciones, pero no solo.
A la producción de anticuerpos se sumó la producción de células B de memoria inmunitaria. Es decir, la inmunidad adquirida o aprendida por linfocitos B que el cuerpo es capaz de producir para defenderse mejor de un enemigo al que se recuerda en mayor o menor medida.
¿Cómo afecta la gravedad de la primera infección a infecciones posteriores?
Si bien no hubo diferencias considerables entre la cantidad de anticuerpos y su capacidad neutralizadora respecto a la ola a la que pertenecieron los pacientes, su edad o sexo, sí hubo diferencias en función de la gravedad de los síntomas de covid que presentaron, y de si fueron hospitalizados o no.
Blanco y su equipo observaron que la actividad neutralizadora a largo plazo de los anticuerpos adquiridos tras la infección por covid fue estable más allá del año, tanto en infectados con síntomas leves o asintomáticos como en pacientes hospitalizados. Sin embargo, se observó que los pacientes hospitalizados generaban más anticuerpos neutralizadores, así como células B de memoria inmunitaria tanto de corta como de larga duración.
Por contra, los pacientes con síntomas más leves producían más células B de memoria a largo plazo, y aunque se observó que en estos pacientes se producían menos anticuerpos, estos tenían una capacidad neutralizadora mayor que la de los pacientes hospitalizados.
Las personas que han pasado la infección de manera leve o asintomática presentan menos anticuerpos, pero de mejor calidad contra las nuevas variantes del virus
Reforzar la inmunidad con vacunas
“Comprender la respuesta inmunitaria a largo plazo al SARS-CoV-2 y el impacto simultáneo de la vacunación y de las variantes emergentes de interés guiará las estrategias óptimas para lograr la protección global contra la pandemia de COVID-19”, introduce Julià Blanco en el artículo que recoge los resultados del estudio.
Tanto en pacientes hospitalizados como en asintomáticos o infectados con síntomas leves, la vacunación potenció la respuesta a la infección natural en prácticamente todas las variantes de covid excepto, principalmente, contra la variante beta, en la que se redujo esta respuesta.
Blanco concluye su artículo afirmando que “la vacunación potencia la respuesta neutralizadora natural y de larga duración -adquirida tras una infección primaria por SARS-CoV-2-, contrarrestando la resistencia que pueda generarse por nuevas variantes virales. La gravedad de la infección primaria determina una mayor cantidad de anticuerpos producidos, pero una peor calidad de la respuesta neutralizadora a largo plazo”.