Sean Scully argumenta que dejó Barcelona porque estaba harto del catalán
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Barcelona
El pintor irlandés Sean Scully se ha ido de Barcelona junto con su familia, formada por la también artista Liliane Tomasko y su hijo adolescente Oisin, por razones lingüísticas, ya que según su experiencia, en varias ocasiones se vieron en la obligación de tener que saber hablar catalán, según relata el artista en una entrevista para el diario Financial Times.
De acuerdo a las declaraciones de Scully, el periódico interpreta que el artista decidió irse de “una ciudad que amaban” -y donde tenía estudio desde hace casi tres décadas- por el “crecimiento del nacionalismo”.
Al final, no pudimos soportar Barcelona por esta mierda
Sean Scully
El artista explica que en las reuniones a las que asistían en la ciudad condal, “hablaban completamente en catalán, como diciendo jódete”, considera el pintor.
Tanto él como su esposa, precisa, hablaban un español fluido. Liliane Tomasko apunta además que le dijeron que en el patio del colegio su hijo, que ahora tiene doce años, debía hablar en catalán.
Todo ello, destaca Tomasko en la entrevista, provocó que fuera “imposible” seguir en la capital catalana. “Al final, no pudimos soportar Barcelona por esta mierda”, sentencia Scully.
El pintor abstracto, que en junio de 2015 inauguró un impactante proyecto artístico para la iglesia románica de Santa Cecilia de Montserrat, fundada en el año 945, asegura en la entrevista que por todo ello ha decidido mudarse a la ciudad francesa de Aix-en-Provence. En los últimos años, el artista, nacionalizado estadounidense desde hace más de treinta años, también residía en Nueva York y Múnich.
De su período de residencia en España, destaca el proyecto artístico que concibió, ya en 2005, para la iglesia románica de Santa Cecilia de Montserrat, que se acabó inaugurando diez años después, justo cuando cumplía 70 años, con pinturas de gran formato, frescos y vitrales.
Sean Scully hizo en aquel lugar, al pie de la montaña de Montserrat, una personal interpretación de las catorce estaciones del viacrucis, dedicada a su madre, una mujer que cantaba, lo que puede relacionarse con Santa Cecilia, patrona de la música.